La sociedad moderna vive inmersa en la búsqueda de soluciones innovadoras que permitan conciliar la actividad humana, sin renunciar a nuestro nivel de bienestar, y el mantenimiento del planeta.
En el ámbito de la edificación, las casas industrializadas constituyen la apuesta arquitectónica más potente y eficaz. Responden a esos retos de sostenibilidad y máxima calidad, además de protagonizar otras considerables ventajas.
Viviendas industrializadas, sin duda, los hogares del futuro.
La construcción industrializada representa una innovadora fórmula constructiva energéticamente ecoeficiente y acorde con el desarrollo sostenible. Por fin, el sistema constructivo es capaz de incorporar los últimos avances tecnológicos, como ya han hecho otros sectores industriales, y abandonar prácticas propias de otros tiempos.
Las casas industrializadas son sostenibles porque consiguen reducir notablemente el consumo energético, generan menos residuos contaminantes y su mantenimiento es más simple.
Pero hay otra cualidad de esta forma de edificar que responde perfectamente a la sensibilidad de la sociedad actual y es la que se refiere a la salud y seguridad de las personas, especialmente en lo referente a la calidad del aire de los espacios interiores. En este sentido, el binomio casas industrializadas y ventilación mecánica controlada, permite solucionar eficazmente problemas de salud como la expansión de virus respiratorios.
Viviendas industrializadas: ¿por qué elegirlas?.
Como hemos comentado, las casas industrializadas, suponen un salto tecnológico en la manera de llevar a cabo la construcción de los edificios. No obstante, es probable que aún teniendo en cuenta el compromiso medioambiental de esta solución, se planteen dudas acerca del “por qué” elegir una vivienda industrializada.
Aquí esgrimimos algunas de las razones:
- Máxima garantía de calidad. El proceso de fabricación de cada uno de los elementos constructivos se somete a los más exigentes estándares de calidad, con controles automatizados que regulan todos los detalles, desde la humedad y la temperatura, hasta la calidad de las materias primas y materiales utilizados.
- Rapidez en la finalización de los proyectos. La construcción industrializada implica una independencia de factores externos, como la climatología, que pueden ocasionar retrasos en la entrega de las viviendas al usuario final. El proceso es más rápido, pero sobre todo es respetuoso con los plazos pactados de antemano.
- Precio estable. Como las viviendas industrializadas no están sometidas a oscilaciones en los plazos de edificación previamente planificados, su precio no sufre cambios respecto al acordado al inicio del proyecto. Además, el abaratamiento del proceso de producción, de los gastos en transporte y de los consumos energéticos, hace que el coste de este tipo de hogares sea más bajo que el de las construcciones convencionales.
- Posibilidades de personalización. La construcción de casas industrializadas no es sinónimo de diseños arquitectónicos uniformes y carentes de valor estético. Muy al contrario, este tipo de proyectos permite la elección de todos los detalles, desde los metros cuadrados hasta la distribución interior o el aspecto de la fachada. Es más, se pueden incorporar modificaciones en los acabados o instalaciones en el mismo momento del ensamblaje de los módulos.